Una respuesta inusualmente imaginativa, a primera vista.
Pero de hecho, era muy apta pues sobre lo que quería hablar con él: el
futuro del transporte personal.
Se trata del catedrático Mario Gerla, quien estudia la congestión de tráfico, polución y transporte inteligente en la Universidad de California, Los Ángeles.
Muchos de nosotros hemos soñado con una máquina voladora
personal que nos saque de los exasperantes atascos de tráfico y nos
deposite frente a nuestros hogares.
Con los recientes avances en materiales, fuentes de
energía y automatización, esos sueños podrían ser realidad más pronto de
lo que pensamos.
Con la idea de volar
A principios de mayo de este año, la firma Terrafugia presentó su TF-X, un diseño conceptual para un radical nuevo tipo de vehículo de transporte aéreo personal. Así que hablé con Carl Dietrich, el cofundador de la compañía, para entender cómo funcionaría.
"Nos parece que es el momento indicado para empezar a
considerar seriamente los retos asociados con la creación de lo que la
gente llama un auto volador", dijo a a la BBC.
"La visión es tratar de crear el futuro del transporte individual con el que la gente ha soñado durante años".
Dietrich cree que toda la tecnología necesaria ya existe, y dice que las discusiones iniciales con la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos indican que los obstáculos regulatorios existentes pueden superarse.
Terrafugia es apenas una de varias compañías que
proponen la idea y ha estado recibiendo pedidos por un diseño anterior
-el Transition, un aeroplano con alas plegables, legal para conducir en
carretera- por muchos años.
El diseño TF-X es más futurístico y más parecido a como nos hemos imaginado que sería un auto volador.
Para subir y bajar
Una de sus principales ventajas es la habilidad de despegar y aterrizar verticalmente, como un helicóptero.
Cuando funciona como auto, el híbrido puede depender de sus motores eléctricos y baterías.
Para despegar necesita más poder, por lo que usa el motor de combustión de hidrocarbono.
Las alas plegables se extienden. Las dos enormes cápsulas con motores a
cada lado del vehículo se ponen en posición vertical y las hélices
proporcionan la elevación.
Cada cápsula contiene 16 motores eléctricos
independientes, con su propio regulador y batería, de manera que las
consecuencias de una falla no sean catastróficas.
Cuando llega a la altitud requerida, las cápsulas pasan a
apuntar hacia adelante. Un ventilador de flujo guiado en la parte de
atrás produce el impulso y las alas empiezan a operar como una
superficie aerodinámica convencional para proveer la elevación mientras
acelera. A toda velocidad, las hélices se retraen y el vehículo entra en
velocidad crucero.
El TF-X alcanza una velocidad máxima de 322km por hora, y un rango propuesto de 805km por hora.
"Una de las grandes ventajas de una aeronave eléctrica
es que existe la oportunidad de cambiar lo que ha sido típico en la
aviación hasta el momento, que es tener uno, dos, o cuatro motores
máximo", explica Dietrich.
Visiones todoterreno
"Es una propuesta interesante, definitivamente", opina Frank Nieuwenhuizen, ingeniero aeroespacial del Instituto Max Planck
para cibernética biológica, y una de las personas involucradas en el
proyecto EU MyCopter, que examina cómo la industria del transporte aéreo
puede cambiar durante el próximo siglo.
No obstante, Nieuwenhuizen advierte que las visiones futurísticas no son suficientes para hacer que los autos vuelen.
"No se trata solamente del vehículo, sino de un sistema
completo que tiene que ser montado para que algo así sea útil. La
aceptación es una gran parte de ello y es ahí donde todavía falta mucho
trabajo, en el sentido de qué va a pasar cuando algo así esté
disponible... ¿va a querer la gente vehículos voladores sobre sus
hogares todo el tiempo?".
A Mario Gerla le gusta la idea pero también advierte que el concepto todavía tendrá que sortear varios obstáculos.
"Siempre pensamos '¡qué rico sería!' cuando estamos en medio del tráfico, poder de repente despegar y volar a dónde queramos", le dice a la BBC.
"Yo entiendo la idea de volar de aeropuerto a
aeropuerto, doblar las alas y convertirlo en auto. En el aire, sería
sólo otro avión más. Pero si uno despega de un estacionamiento para
volar hasta unas cuadras más allá, es más parecido a un helicóptero. Es más flexible e interesante, pero quizás más peligroso".
Terrafugia
originalmente esperaba estar despachando su modelo menos radical,
Transition, en 2009, pero ahora estima que sus primeros clientes lo
recibirán en 2015 o 2016. En el caso del TF-X, Dietrich reconoce que
falta mucho para que el concepto pueda volar, sin embargo asegura que el
discutir la idea pronto ayuda a que se reduzca el tiempo que tomará
convertirlo en realidad, algo que según los estimados actuales tomará
entre ocho y 12 años.
"Somos una compañía pequeña. Tenemos experiencia en el
desarrollo de vehículos para tierra y aire pero nunca hemos desarrollado
aeronaves de propulsión eléctrica. Por esa razón hemos hecho público el
concepto, para encontrar socios potenciales".
Ya se pueden reservar los TF-X, a pesar de que el precio
no ha sido revelado. Se espera que cuesten más de los US$279.000 en que
está valorado el Transition.
Pero incluso aquellos de nosotros que probablemente no
podremos darnos el lujo de comprar autos voladores apenas salgan al
mercado nos beneficiaremos de que otros lo hagan, señala Gerla.
"Si se puede hacer que algunos carros leviten, vuelen y sean depositados en otra parte, se descongestionarán las calles: (en Los Ángeles) con sólo quitar un 10 o 15% de los autos, el tráfico fluiría mejor".
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